lunes, 13 de diciembre de 2010

Cabuérniga

Después de una larga temporada de absentismo bloguero, he decidido retomar mi humilde prosa para hablaros de un lugar del que muchos no habréis ni oído hablar, y hasta os cueste pronunciar su nombre; otros muchos espero que lo conozcan y lo hayan podido visitar porque considero que merece la pena.

Se trata de Cabuérniga.....mi lugar de adopción desde hace unos meses.

Parcela cántabra de vistas incomparables y recónditos lugares, lleno de magia y como no de historia, pero sobre todo empapado de naturaleza. Un lugar que no deja indiferente a ningún forastero que lo haya recorrido...

...con su Parque Nacional Reserva del Saja-Besaya, repleto de hayedos desnudos que esperan que el invierno, que parece que se ha adelantado, les deje pronto...

....con sus ríos: Cambillas, Argoza, Besaya, Bayones...todos ellos afluentes del tan importante Río Saja.


...con sus tudancas (características de la zona), te las encuentras en las praderías cercanas a la carretera, pastando felices al contemplar el hermoso y rico paraje que las rodea.

...con sus casas de piedra, con corredores y balconadas de madera, y sus chimeneas humeantes que intentan combatir la humedad que impregna los tejados.


...con sus pueblos de encanto, que merecen esa visita obligatoria, como Bárcena Mayor, Carmona, Ruente, Valle, Sopeña....Sin olvidarnos de Palombera, su puerto de montaña, que se encuentra a 1.260 metros y que sirve de conexión entre Cabuérniga y Campoo. Su ascensión entre hayedos es de las más espectaculares que yo haya experimentado jamás.


Con todo eso y mucho más, este valle me ha acogido en su seno para darme el impulso necesario para encarar esta nueva etapa de mi vida, y aún con la nostalgia de mi Asturias natal, tengo la certeza de que aquí me encontraré casi como en casa.